Dr. Andrés Vence
Cirujano
Plástico
Los procedimientos quirúrgicos ofrecidos a la población
en el campo de la estética a través de los medios de divulgación masiva como
radio, televisión, revistas, etc., han sido manejados últimamente con criterio
antiético y comercial y, son ofrendados a la población civil en el área de la
belleza y estética, como un producto, más de consumo que de responsabilidad y
seguridad profesional, tratándose de la
salud y los riesgos que éstos envuelven; y ha querido manejarse con un matiz
mercantilista, tratado solo como un elemento de venta, ofreciendo resultados que
casi con seguridad nunca podrán ser óptimos y mucho menos garantizados.
Existe actualmente a nivel mundial, la tendencia diseminada
de tener una mejor apariencia física, determinada por las mismas exigencias
circunstanciales de competitividad y de la necesidad de verse y sentirse mejor
mediante una presentación física más agradable y ante todo juvenil. Nadie
quiere sentirse mayor de la edad que tiene y de ser posible, verse más joven aún.
Estos hechos, han llevado no solo a que las personas en
esta búsqueda, recurran en su mejor
intento de mejorar, a los métodos hoy en día “caseros”, de rejuvenecimiento y
cambio físico. A lo que se suma la idea oportunista de gente que lo ve, como un
medio más de producción, sin tener en cuenta la responsabilidad y compromiso
profesional que se debe tener al momento de ofertar servicios vinculados al
campo de la salud.
En países como el nuestro, esto tiene que ver quizás, con
el nivel cultural que se tenga, para hacer evidente que no todo lo que se
publicita deba ser cierto y que existen parámetros que se deben tener en cuenta
al momento de hacer una elección de este tipo.
En muchas de las veces, la explicación, se encuentra en
la facilidad económica, que casi siempre termina por decidir a las personas,
creyendo que como es “barato y fácil”, debe ser bueno.
No obstante, basta con detenerse a mirar las condiciones
que normalmente rodean a la persona tratante, el lugar, el método y la higiene
que se ofrecen para la realización de estos “procedimientos estéticos”; para
darse cuenta que se trata solamente de circunstancias lejanas y contrarias a un
tratamiento de calidad y seguridad. Pasa a ser solo cuestión de “ahorro”, donde
se obvian criterios de responsabilidad y ética necesarios no solo para realizar
dichos actos, sino, para responder con honestidad y garantía a un resultado
ofrecido.
Son muchos los casos donde las personas han sido “mal
tratadas”, y donde se obtienen resultados pobres y hasta desastrosos, pero que
ante la vergüenza de ser identificados y expuestos a la opinión pública, son ocultos y dejados en el anonimato
mientras que esto no atente contra su vida; ya que de lo contrario, habrá
necesidad de divulgarlo y entonces,
procurar SI, algún especialista
del área para tratar de resolver “daños causados por otros”, que pudieron ser
prevenidos.
Hoy en día, la aplicación de tratamientos médicos y
estéticos, donde se hace necesaria la inyección de productos o la introducción
al organismo, de cualquier tipo de
elementos punzantes y cortantes, está YA, reglamentada por el Ministerio de Protección Social, para que esta
práctica deba ser diligenciada solo por profesionales médicos o enfermeras
entrenadas con estudios en medicina estética.
El resto de procedimientos aplicados en centros de
estética, salones de belleza o gimnasios, como se ha visto tan comúnmente, no
deberá ser invasivo, sino que debe corresponder exclusivamente a tratamientos
de estética como masajes postoperatorios, aplicación de sustancias tópicas sobre la piel
para drenaje linfático y moldeamiento corporal, sin traspasar las normas
establecidas por la ley, debido al gran número de accidentes y demandas que se
presentan a diario por la acción inescrupulosa de personas que creen poseer los
conocimientos y facultades para dedicarse a este oficio.
No es raro de esta manera, encontrar sitios como los mencionados
(gimnasios, salones de belleza, peluquerías, etc.) donde se ofrezcan
tratamientos embellecedores “sin anestesia”, “sin dolor”, “sin cirugías”, que
obviamente terminan causando sensacionalismo y atrayendo a las personas que no
se percatan de esclarecer primero, qué tipo de producto le será aplicado, o
quién será la persona tratante, etc. Lo más práctico será entonces como se
mencionó antes, que la parte económica domine el escenario y determine las
circunstancias. “Total, le van a hacer lo mismo, pero es más barato”…??
Por último, existe un período latente donde las sustancias
inyectadas en el organismo, pueden NO presentar síntomas o signos, pero no se
sabrá nunca con certeza, CUANDO, esto podrá aparecer con consecuencias graves y
destructivas en cualquier momento de la vida, por lo que será entonces, una
“bomba de tiempo” para el mejor de los casos; porque en otras circunstancias mayores,
existe el riesgo de consecuencias más lamentables, como la reacción adversa a
la anestesia aplicada por cualquier persona en lugares donde no se cuenta ni
siquiera con los mínimos elementos de higiene y de reanimación de un persona
sometida a “tratamientos de garaje” en caso de ser necesarios.
Se sugiere siempre, que exista la asesoría de
profesionales en la salud dedicados a está práctica en forma honesta, para orientar
a las personas que desean someterse a cirugías o procedimientos embellecedores,
con mínimos riesgos y resultados de mejor calidad.
FIN
No hay comentarios:
Publicar un comentario