martes, 15 de octubre de 2013

Cirugias Esteticas de "Garaje"

Dr. Andrés Vence
Cirujano Plástico

Los procedimientos quirúrgicos ofrecidos a la población en el campo de la estética a través de los medios de divulgación masiva como radio, televisión, revistas, etc., han sido manejados últimamente con criterio antiético y comercial y, son ofrendados a la población civil en el área de la belleza y estética, como un producto, más de consumo que de responsabilidad y seguridad  profesional, tratándose de la salud y los riesgos que éstos envuelven; y ha querido manejarse con un matiz mercantilista, tratado solo como un elemento de venta, ofreciendo resultados que casi con seguridad nunca podrán ser óptimos y mucho menos garantizados.

Existe actualmente a nivel mundial, la tendencia diseminada de tener una mejor apariencia física, determinada por las mismas exigencias circunstanciales de competitividad y de la necesidad de verse y sentirse mejor mediante una presentación física más agradable y ante todo juvenil. Nadie quiere sentirse mayor de la edad que tiene y de ser posible, verse más joven aún.

Estos hechos, han llevado no solo a que las personas en esta búsqueda,  recurran en su mejor intento de mejorar, a los métodos hoy en día “caseros”, de rejuvenecimiento y cambio físico. A lo que se suma la idea oportunista de gente que lo ve, como un medio más de producción, sin tener en cuenta la responsabilidad y compromiso profesional que se debe tener al momento de ofertar servicios vinculados al campo de la salud.

En países como el nuestro, esto tiene que ver quizás, con el nivel cultural que se tenga, para hacer evidente que no todo lo que se publicita deba ser cierto y que existen parámetros que se deben tener en cuenta al momento de hacer una elección de este tipo.

En muchas de las veces, la explicación, se encuentra en la facilidad económica, que casi siempre termina por decidir a las personas, creyendo que como es “barato y fácil”, debe ser bueno.

No obstante, basta con detenerse a mirar las condiciones que normalmente rodean a la persona tratante, el lugar, el método y la higiene que se ofrecen para la realización de estos “procedimientos estéticos”; para darse cuenta que se trata solamente de circunstancias lejanas y contrarias a un tratamiento de calidad y seguridad. Pasa a ser solo cuestión de “ahorro”, donde se obvian criterios de responsabilidad y ética necesarios no solo para realizar dichos actos, sino, para responder con honestidad y garantía a un resultado ofrecido.
Son muchos los casos donde las personas han sido “mal tratadas”, y donde se obtienen resultados pobres y hasta desastrosos, pero que ante la vergüenza de ser identificados y expuestos a la opinión pública,  son ocultos y dejados en el anonimato mientras que esto no atente contra su vida; ya que de lo contrario, habrá necesidad de divulgarlo y entonces,  procurar SI,  algún especialista del área para tratar de resolver “daños causados por otros”, que pudieron ser prevenidos.

Hoy en día, la aplicación de tratamientos médicos y estéticos, donde se hace necesaria la inyección de productos o la introducción al organismo,  de cualquier tipo de elementos punzantes y cortantes, está YA, reglamentada por el  Ministerio de Protección Social, para que esta práctica deba ser diligenciada solo por profesionales médicos o enfermeras entrenadas con estudios en medicina estética.

El resto de procedimientos aplicados en centros de estética, salones de belleza o gimnasios, como se ha visto tan comúnmente, no deberá ser invasivo, sino que debe corresponder exclusivamente a tratamientos de estética como masajes postoperatorios,  aplicación de sustancias tópicas sobre la piel para drenaje linfático y moldeamiento corporal, sin traspasar las normas establecidas por la ley, debido al gran número de accidentes y demandas que se presentan a diario por la acción inescrupulosa de personas que creen poseer los conocimientos y facultades para dedicarse a este oficio.

No es raro de esta manera,  encontrar sitios como los mencionados (gimnasios, salones de belleza, peluquerías, etc.) donde se ofrezcan tratamientos embellecedores “sin anestesia”, “sin dolor”, “sin cirugías”, que obviamente terminan causando sensacionalismo y atrayendo a las personas que no se percatan de esclarecer primero, qué tipo de producto le será aplicado, o quién será la persona tratante, etc. Lo más práctico será entonces como se mencionó antes, que la parte económica domine el escenario y determine las circunstancias. “Total, le van a hacer lo mismo, pero es más barato”…??

Por último, existe un período latente donde las sustancias inyectadas en el organismo, pueden NO presentar síntomas o signos, pero no se sabrá nunca con certeza, CUANDO, esto podrá aparecer con consecuencias graves y destructivas en cualquier momento de la vida, por lo que será entonces, una “bomba de tiempo” para el mejor de los casos; porque en otras circunstancias mayores, existe el riesgo de consecuencias más lamentables, como la reacción adversa a la anestesia aplicada por cualquier persona en lugares donde no se cuenta ni siquiera con los mínimos elementos de higiene y de reanimación de un persona sometida a “tratamientos de garaje” en caso de ser necesarios.

Se sugiere siempre, que exista la asesoría de profesionales en la salud dedicados a está práctica en forma honesta, para orientar a las personas que desean someterse a cirugías o procedimientos embellecedores, con mínimos riesgos y resultados de mejor calidad.

FIN

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