martes, 15 de octubre de 2013

Bulimia, anorexia y obesidad...y otros amores que matan. No espere a que el agua le llegue al cuello.

Dr. Andrés Vence
Cirujano Plástico

El comer, nos produce sensaciones agradables en el cuerpo, causan efectos fisiológicos con producción de sustancias que  hacen sentir bienestar y plenitud, también relajación; solo que en exceso y con descuido, nos pueden producir daño, a veces irreversible aunque se trate solo de “comida”.

Para unos no pasa de ser distracción, hábito o necesidad. Para otros el comer puede traer verdaderos inconvenientes que varían entre la aceptación o el rechazo al alimento. Todo conlleva a lograr un equilibrio personal, social o a veces desconocido, que finalmente produce abismos sin fin, tan llanos o tan profundos que puede con facilidad cobrar la vida misma.

Si comemos mucho es malo, si no comemos es peor. No sabemos cómo hacer para agradar a quienes nos conocen, y mucho menos a nosotros mismos como agravante. El alimento es nuestro aliado y nuestro enemigo al tiempo.

Aquella búsqueda de nuestro peso ideal, está más en nuestra mente que en nuestro físico. La aceptación propia es la que hay que descubrir, y encontrarse con uno mismo, y es la parte más difícil aunque parezca jocoso pues  el mundo veloz que vivimos, nos dispersa y confunde, perdemos identidad hasta el punto de desconocer nuestras propias cualidades y terminamos reflejándonos en el amigo, vecino, revista o reality, que dista mucho de nuestra vida real, de nuestra rutina, para terminar en ese incertidumbre de quienes no saben hacia donde disparar, de quienes no saben  dónde esconderse o acercarse para recuperar su estabilidad emocional. Algunos caen en vicios psicoactivos, otros usan la comida como escudo.

Cuando hay anorexia o bulimia, la apatía o apego al alimento, no es más que la forma de manifestar desajustes emocionales, derivados de problemas familiares, sentimentales, introversiones de personalidad, incapacidad de relacionamiento social o frustraciones a veces arrastradas desde la niñez, que en silencio y de a poco cobran forma, estableciendo verdaderos desastres sicológicos, difíciles pero NO imposibles de tratar. Ojo! detéctelos a tiempo.

El refugio de quienes padecen incremento sustancial y progresivo de peso en forma constante, son las cirugías plásticas (Una “Lipo” tras otra, etc.), como si se tratara solo de un cambio de look en el cabello: esto por el contrario, termina creando dependencias arraigadas y peores que el propio problema inicial.

Quiérase y hágase sus cambios, es lógico y justo que quiera verse mejor, para eso fueron creadas las operaciones estéticas. Opérese varias veces, pero NO de lo mismo. NO es lógico ni sano. Acéptese como quedó, pues usted misma lo planeó y decidió así.

No cambie de opinión del tamaño de sus senos porque los vio más grandes o más pequeños en otra parte. No desee el físico ni la suerte de los demás. Preocúpese por lucir mejor, sin excesos. NO coma más de lo que necesita; tampoco deje de comer si le hace falta. NO baje los brazos ni desista si se está engordando. Es solo cosa de raciocinio. Si le gusta comer, haga el esfuerzo y queme esas calorías demás con ejercicio. Así mantendrá el balance y de paso pagará con creces el precio de que le guste comer mucho. Es apenas justo consigo misma.

No es lo mismo comer una manzana que un chocolate. No es lo mismo un vaso de agua que uno de gaseosa. Es como el efecto de la cuenta de ahorros, que si diariamente se gasta menos de lo que se ahorra, a fin de mes habrá un superávit sin duda alguna.

La obesidad, es la forma más fácil y directa de “entregarse” a una lucha que se asume desde antes como perdida frente a los alimentos. Pues no se adelgazó, pero tampoco se logró vomitar todo lo ingerido, entonces se deja que el tiempo y las calorías “hagan de las suyas”.

La imagen reflejada en el espejo de quienes no se aceptan, es distorsionada y desagradable. Va a ser siempre fea, independientemente de que otros la vean acorde y atractiva a su edad o raza, tipo de piel o estatura, etc.

Factores como la ansiedad, falta de comprensión y hermetismo social, desencadenan el efecto de cascada en los problemas de anorexia y bulimia. Ambas dirigidas a crear un impacto familiar o social, sin importar la salud. No parar de comer produce bulimia, que finalmente como “castigo” a tanto alimento, impulsa al vómito para NO engordarse. En la anorexia, el efecto de rechazo casi completo al alimento, hace perder hasta el mínimo gramo de peso, como única forma de aceptación personal, que además de  causar desnutrición, concentra la atención de quienes lo conocen. Ese es el objetivo.

Comenzar por quererse y aceptarse, es un buen inicio; apegarse a buenos hábitos, vivir en familia, de dos, tres o más, o los que sea, eso no es lo más importante, pues si no se tiene una familia se construye con los amigos, compañeros de trabajo, vecinos, etc.

Dejar vicios de relaciones tormentosas, aprender a disfrutar lo que se tiene aunque sea poco o por corto tiempo es bueno. También lo es despejar la mente, hacer deporte, dejar la televisión, el internet o el celular a un lado para abrir bien los ojos y soñar con aquel mundo diferente que se anhela, pero que además se necesita, lo alejará no solo de debilidades, sino de ocios y desocupaciones varias que no serán nunca buenas consejeras.

FIN.

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